Ayer, un trágico accidente ocurrió en Río Dulce, Izabal, cuando una lancha de pasajeros volcó, provocando que todas las personas a bordo cayeran al agua. Las autoridades han confirmado que dos personas perdieron la vida en el incidente.
Las víctimas han sido identificadas como Heydi, una maestra que trabajaba en la escuela Fronteras en Río Dulce y era originaria de Livingston, y un niño que fue hallado ahogado en el lago. Heydi también realizaba trenzas en su tiempo libre.
Varios videos del incidente se viralizaron rápidamente, mostrando cómo numerosas lanchas se apresuraron a prestar auxilio a quienes estaban en el agua. Se está llevando a cabo una investigación para determinar la causa exacta del vuelco. Nuestras más sinceras condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas en este difícil momento.
Los Amates, Izabal. Una tragedia en el kilómetro 212 de la ruta al Atlántico, en la aldea Cristina, Los Amates, Izabal, cobró la vida de un custodio de seguridad privada identificado como Mario Alfonso Tut, conocido popularmente como «Zacapa». El lamentable suceso ocurrió recientemente, cuando Tut, quien había pedido «jalón» (aventón) a un tráiler, en donde encontró la muerte de forma inesperada.
Según los reportes preliminares, el transporte pesado en el que viajaba Tut sufrió una falla mecánica en los frenos, lo que provocó que el conductor perdiera el control y el vehículo se precipitara a un barranco. Mario Alfonso Tut quedó atrapado entre los hierros retorcidos del camión, perdiendo la vida instantáneamente en el lugar del accidente.
Las autoridades y equipos de emergencia acudieron a la escena para realizar las labores de rescate y levantamiento del cuerpo. La identidad del conductor del tráiler y su estado de salud aún se desconocen, ya que tras el impacto, no se ha brindado información oficial sobre su paradero o si resultó herido.
Este trágico incidente resalta los peligros inherentes a los «jalones» en carretera, especialmente en vehículos de gran tamaño y en rutas con condiciones geográficas desafiantes como la del Atlántico. Las investigaciones continuarán para determinar las causas exactas de la falla en los frenos y esclarecer todos los detalles de este fatal accidente.
En la tarde del sábado 7 de junio, una joven identificada como Joselyn Vanesa Zapata, de 20 años, fue arrastrada por una fuerte correntada en Escuintla, Guatemala. El incidente ocurrió mientras Zapata intentaba cruzar un área inundada con su motocicleta. Testigos observaron cómo la fuerza del agua la fue arrastrando progresivamente a ella y a su vehículo.
Equipos de búsqueda y rescate, incluyendo cuerpos de socorro y autoridades locales, iniciaron de inmediato las labores para localizar a la joven. Sin embargo, debido a la llegada de la noche, las operaciones de búsqueda tuvieron que ser suspendidas temporalmente.
Se espera que las labores de localización se reúden este domingo 8 de junio a primera hora de la mañana, con la esperanza de encontrar a Joselyn Vanesa Zapata. La comunidad de Escuintla se mantiene en alerta ante la situación y las autoridades instan a la población a extremar precauciones ante las crecidas de ríos y correntadas en esta temporada de lluvias.
Un incidente de tránsito captado en video por un joven se ha viralizado, mostrando una persecución policial en la que un vehículo que minutos antes había chocado con el auto del afectado fue finalmente interceptado por las autoridades.
El video, parece como «sacado de un videojuego» por la intensidad y el dinamismo de la persecución, documenta la fuga del conductor responsable. La secuencia culmina con la intervención de la policía, que logró darle alcance al vehículo.
Se presume que el conductor del auto perseguido se encontraba en estado de ebriedad. Afortunadamente, este incidente no reportó víctimas mortales ni heridos graves, registrándose únicamente pérdidas materiales.
Este suceso sirve como un contundente recordatorio sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol, enfatizando la importancia de la responsabilidad al volante para evitar tragedias.
La indemnización a las familias de las 54 víctimas del trágico accidente de bus en la Calzada La Paz , ha sido finalizada por Seguros Universales. El accidente tuvo lugar en la madrugada del lunes 10 de febrero de 2025, cuando un autobús de transporte público cayó a una hondonada en el puente Belice, que conecta con la Calzada La Paz. Se reveló que el bus se pasó un semáforo en rojo antes de la caída. Lamentablemente, 54 personas fallecieron y nueve resultaron heridas en el siniestro.
Seguros Universales confirmó la validez de la póliza vinculada al autobús siniestrado y se comprometió a honrarla, a pesar de las irregularidades detectadas en la operación del bus. La aseguradora confirmó el pago total de Q9.8 millones entre las familias de las 54 víctimas y los nueve heridos. Para los fallecidos, se estableció una compensación de Q179,677.30 por persona, equivalente a 50 salarios mínimos del sector agrícola. Las indemnizaciones para los heridos oscilaron entre Q3,593.55 y Q21,561.28, dependiendo de la gravedad de sus lesiones. El proceso de indemnización fue anunciado un día después del accidente (11 de febrero de 2025), y Seguros Universales facilitó números de contacto para agilizar los trámites.
Además de la indemnización de la aseguradora, el Gobierno de Guatemala oficializó un apoyo económico para las familias de las víctimas, que consistiría en Q50 mil, entregados en cuatro pagos. El Congreso de la República también aprobó el Acuerdo Legislativo 2-2025 para este fin. Este trágico suceso generó luto nacional y diversas acciones de apoyo y solidaridad por parte del presidente Bernardo Arévalo y otras entidades. La noticia más reciente (19 de mayo de 2025) confirma la finalización de este proceso de compensación, brindando un cierre a las familias afectadas por esta lamentable tragedia.
En el video se puede apreciar como una anciana esta cruzando un paso de cebra, sin ver que se acerca un motorista que no se puede detener y la atropella. Un peatón en su intento de ayudar, levanto la pasola y la volvio acelerar , atropellando nuevamente a la anciana, vaya que suerte , verdad.
Esto nos pone sobre alerta de los riesgos que sufren los peatones que cruzan los pasos peatonales sin observar si se acerca alguna moto. y una reflexión para los motoristas de tener precaución en los pasos de cebra.
La noche del 24 de diciembre de 1971, el cielo sobre la selva amazónica peruana se rasgó con la furia de una tormenta. Dentro del Vuelo 508 de LANSA, el ambiente festivo de la víspera de Navidad se transformó en pánico. Entre los pasajeros se encontraba una joven de 17 años, Juliane Koepcke, viajando junto a su madre.
El avión, un Lockheed L-188 Electra, se vio atrapado en la tormenta. De repente, un ruido ensordecedor, seguido de una sacudida violenta, desgarró el fuselaje. Juliane recuerda un brillo cegador y luego… la oscuridad.
Cuando recuperó la conciencia, se encontraba en medio de la selva, aturdida y dolorida. Estaba sola. A su alrededor, los restos destrozados del avión yacían esparcidos, testigos mudos de la tragedia. Su madre no estaba a su lado.
A pesar del shock y las heridas, una extraña calma se apoderó de Juliane. Recordó las enseñanzas de sus padres, biólogos que habían vivido y trabajado en la selva. Sabía que el agua era vital y que debía encontrarla.
Con la mandíbula rota y un ojo morado, se arrastró entre los escombros. Encontró una maleta con algunos dulces y su abrigo. Luego, escuchó el sonido de un arroyo cercano. Con determinación, se dirigió hacia él.
Durante los siguientes once días, Juliane luchó por sobrevivir en la selva inhóspita. Se alimentó de los dulces que encontró y, cuando se acabaron, tuvo que aprender a buscar comida. Recordó que los frutos que comían los monos eran seguros.
Sus heridas se infectaron, y las picaduras de insectos no cesaban. Pero la sed y el instinto de supervivencia eran más fuertes que el dolor. Siguió el curso del arroyo, sabiendo que eventualmente la llevaría a una fuente de vida o a algún asentamiento humano.
Caminaba día y noche, guiándose por el sol y las estrellas. Dormía en el suelo húmedo, rodeada de los sonidos de la selva. A veces, la desesperación la embargaba, pero el recuerdo de su madre y la necesidad de sobrevivir la impulsaban a seguir adelante.
Un día, mientras caminaba por la orilla del arroyo, divisó algo que le hizo latir el corazón con esperanza: una pequeña choza. Se acercó con cautela, llamando débilmente.
Dentro, encontró a unos leñadores. Al verla, demacrada, herida y cubierta de barro, quedaron atónitos. Le dieron agua y comida, y la cuidaron hasta que pudieron llevarla a la civilización.
La historia de Juliane Koepcke es un milagro de supervivencia. A pesar de caer desde miles de metros, de enfrentarse sola a la selva y sus peligros, su determinación y su conocimiento de la naturaleza le permitieron sobrevivir. Su historia es un testimonio de la increíble resistencia del espíritu humano y de la capacidad de adaptación en las circunstancias más extremas. Aunque perdió a su madre en el accidente, Juliane emergió de la selva como un símbolo de esperanza y fortaleza inquebrantable.
Imagínense ir tranquilos en la moto, grabando el paisaje, y de repente, ¡BOOM! Un accidente justo frente a ustedes. Eso le pasó a un motorista en la carretera a Tecpán. La cuenta de tiktok @Motoenrutados subió el video donde se aprecia cuando un Biker con la cámara prendida, captó el momento exacto en que el peligro lo rozó. ¡Se salvó de milagro!
Este video es un recordatorio de que en la carretera, cualquier cosa puede pasar. ¡Pilas, gente! No importa si van en carro, moto o bici, siempre hay que estar atentos y manejar con precaución. Y si van grabando, ¡con más razón! En Guateplay No queremos que nadie más pase un susto así.
